miércoles, 15 de febrero de 2017

Importancia de los hábitos saludables e higiénicos

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que la escuela tiene la responsabilidad de presentar a sus alumnos y alumnas informaciones adecuadas relacionadas con la salud.
Trabajar la educación para la Salud es de vital importancia desde el primer período de la infancia de los alumnos y alumnas. Por esta razón, se han de llevar a cabo una serie de hábitos adecuados y saludables tanto en la escuela como en el hogar. A partir de esta premisa, conseguiremos mejorar el bienestar del niño y de la niña. 
Hay que señalar, que durante el primer período de infantil, los niños empiezan a desarrollar hábitos relacionados con la alimentación, higiene buco dental y actividades físicas. Si no tomamos conciencia de la importancia que tiene el realizar de manera correcta dichos hábitos, las consecuencias las sufrirán a lo largo de toda su vida. Por ejemplo, para prevenir la obesidad; será fundamental que los niños y niñas conozcan los alimentos y que sepan qué es lo que están comiendo en cada momento.
Para comenzar, tenemos que enseñarles a moverse de una manera tal, que su organismo se sienta lo mejor posible, fomentándose de esta manera el desarrollo saludable de todo el cuerpo; poniendo especial cuidado en aquellos órganos imprescindibles para la actividad física, como el corazón, los pulmones, los músculos y los huesos los que hagan que el organismo realice su actividad de una manera satisfactoria. Por otra parte, debemos de enseñarles a saber realizar unos hábitos alimenticios saludables. En este punto, la alimentación se ha posicionado como la asignatura pendiente, no sólo en la etapa de la Educación Infantil, sino también en la etapa de Educación Primaria.
En cuanto a los hábitos higiénicos, destacaremos la dentadura, que junto con el resto de los componentes de la boca, ejerce un papel importante en la masticación y por lo tanto en la posterior digestión de los alimentos. La boca es una parte muy importante para situaciones de comunicación. A través de la boca, no sólo se nos permite pronunciar de una manera adecuada; sino que además es uno de los factores estéticos que cobran mayor importancia, debido a la armonía que puede dar al rostro según su implantación y la sonrisa; configurando de esta manera una característica esencial del ser humano. 
En los problemas de salud bucodentales, están presentes por un lado una serie de factores endógenos y genéticos y por otra, los factores exógenos. Es sobre estos últimos factores, los exógenos, sobre los que es más fácil incidir con nuestros autocuidados. Por esta razón, unos buenos hábitos reducirán estos problemas de una manera significativa.
En lo referente al descanso y al sueño, que constituyen necesidades de primer orden en esta etapa del niño, tanto en la recuperación de energía como en su maduración y desarrollo, el profesor, respetando las diferencias individuales y evolutivas en el ritmo de sueño-vigilia de cada niño, debe velar porque los espacios y los horarios estén adaptados a las necesidades concretas de éstos
Ahora aportaremos un ejemplo de una dieta equilibrada para llevarla a acabo con los niños.
Una dieta equilibrada debe aportar: 
2-3 raciones al día de leche, yogur y queso.
2-3 raciones/día de carne, huevos y pescado y legumbres.
3-5 raciones/día de tubérculos, pan, cereales, arroz, pasta.
2-3 raciones/día de verduras y hortalizas.
2-3 raciones/día de frutas.
Grasas, aceites y dulces con moderación. 
Una dieta equilibrada debe distribuirse: 
60%de Carbohidratos.
15%de Proteínas.
30% de grasas de las cuales: 5% saturadas. 10% monoinsaturadas. 10% polinsaturados.
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Por lo tanto, tiene gran importancia conseguir que, desde muy pequeños, los niños incorporen conductas adecuadas en relación con la alimentación, la higiene, el descanso, el ejercicio físico, etc. Además, tanto los profesores y profesoras como los familiares, constituyen el entorno más importante e influyente en la vida de los niños, por ese motivo son los núcleos que más pueden contribuir a la hora de asimilar los cambios básicos para su bienestar. Los niños deben ser reeducados con ayuda de los padres y educadores, en el sentido de corregir sus hábitos saludables que contribuirán inequívocamente a la mejora de su estado de salud general, con efectos físicos y psicológicos que perdurarán a largo plazo.


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